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 Terrés Terrés
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Sunday 7 de April de 2013, 19:07:27
Corredor Vermicelle en Cambre d´Aze
Tipo de Entrada: RELATO | 4040 visitas

..el frío aquí arriba se intensifica e incluso llega a caer algunos copos de nieve del cerrado cielo; pero he llegado a la fácil salida del corredor, después de sus 270 metros y sus 55º en sus partes más inclinadas...

     Después del fallido intento el fin de semana pasado de intentar hacer una travesía invernal de alta montaña por algún macizo de los Pirineos, se nos quedó la espinita de hacer algo interesante y emocionante antes de que se acabe el invierno en los Pirineos.

     Por ello Toni y yo convencimos a nuestras amadas y sufridas mujeres para volver de nuevo a la alta montaña pirenaica para realizar algún corredor o subida alpina de algún pico. Esta vez dejo que Toni me sorprenda y me lleve a algún bello rincón donde podamos realizar una actividad envidiable.

     Toni piensa en Cambre d’Aze, en el Pirineo francés; un pequeño pero escarpado y hermoso circo que se esconde entre el Puigmal y la población francesa de Eina. Más concretamente piensa en el Corredor Vermicelli, un gran clásico a este lado de los Pirineos, muy conocido por catalanes y franceses, pero un gran desconocido para mi que nunca había oído hablar de tal lugar y tal descripción... ¡Ya era hora de hacer un corredor desde que vivo en Barcelona, a 2 horas en coche de los Pirineos!... aunque se podía contar el semicorredor de la parte derecha del Gra de Fajol Petit (entre éste y el Gran) que subimos al tener que desechar la ascensión por la Canal Estreta del mismo Gra de Fajol Petit en enero del año pasado...

Toni y al fondo el circo de Cambre d'Aze  Aproximándonos al circo de Cambre d'Aze


     Así que, muy temprano salimos de Barcelona y Cerdanyola para en 2’30 horas (por la Collada de Tosas) llegar, el pasado sábado 23 de marzo, hasta la parte más alta y final de la Estación de Esquí de Eina o Cambre d’Aze. La que queda justo arriba de la misma población... esto ya es Francia, pero no se distingue en nada (salvo por las matriculas y nombres) de la Cerdaña española, catalana, es más, los nombres en monosílabos de poblaciones, también abundan por aquí. La Cerdaña francesa o/y Capcir está a más altura que la vecina y seguida (no hay frontera geográfica que las delimite o separe) Cerdaña “gironina”, y nos topamos con más neveros entre los campos y recovecos de los llanos pirenaicos, y a la vez las vistas se amplían con la imagen, hacía el suroeste, de la suave y llana concavidad, del valle de la Cerdaña, presidida en su centro por Puigcerdá. Impresiona las escarpadas vertientes norte de la Sierra del Cadí, con sus largos y desafiantes corredores, paredes, espolones. Nunca la había visto desde esta perspectiva. Hermoso. Todo con el toque blanco e inmaculado de la fría y abundante nieve que hay este año. Parece un gigantesco murallón que cierra, infranqueable, el amplio, verde y bello valle de la Cerdaña, por el sur. Y junto con la atmósfera removida, con nubes a diestro y siniestro colgando de sus farallones, le da un toque espectacular y enigmático en la lejanía.

     Ciertamente el día no será del todo bueno, pero espectacular para realizar una hermosa actividad sin que te esté quemando continuamente el sol. Además las nubes con diferentes tonos de negro, blanco y gris a diferentes alturas, hace más bucólico y espectacular el paisaje pirenaico. Magnífico.

     Dejamos el coche en un parking medio asfaltado medio con tierra junto a una antena de telecomunicaciones; al final de la carretera o calle de la parte más alta de la estación de esquí. Estamos ya a unos 1.800 mts. y la nieve es abundante y llena, a partir de aquí, todas las laderas y rincones de la montaña. Toni, según dice, hace unos 15 años que no venía por aquí, y yo no me lo conozco para nada... ni si quiera he mirado ningún mapa pensando en dejarme llevar por los conocimientos y recuerdos de Toni. Nos equipamos y salimos por la pista central de la estación de esquí ladera arriba, después de retroceder un poco por la calle y subir por unas escaleras metálicas que dan a las mismas pistas.

Detrás queda la Cerdaña francesa  Joaquín y el circo de Cambre d'Aze


     Son cerca de las 09:20 de la mañana y ya hemos emprendido la marcha, la aventura, la actividad, en busca del “perdido circo” de Cambre d’Aze. Por suerte caminar por la pista de esquí es cómodo, ya que está la nieve dura después de pasar las máquinas que alisan y ordenan la nieve. De momento no hay muchos esquiadores; parece temprano aún.

     En la parte alta de la pista, encontramos cartelitos que nos indican la dirección a Cambre d’Aze; siguiendo un camino-pista hacía la izquierda y casi horizontal. Debemos ir hacía el valle que se abre a la izquierda de la loma que tenemos enfrente arriba (Serrat de Fonfreda); y siguiendo por dicho camino cruzamos otras pistas e indicaciones. Debemos ir hacía una zona de restaurante arriba de Sant Pierre. Y justo al llegar a dicho lugar, ya vemos al fondo y derecha, lejano pero espléndido, las majestuosas formas escarpadas y alpinas de paredes y corredores nevados en el Circo de Cambre d’Aze. Fotos por el descubrimiento, y admiración por las vistas. Ahora cambiamos de dirección, girando a la derecha y arriba, hacía el sureste, en busca del circo enfrente nuestra, por otra ancha y fácil pista, la cual se empina en ocasiones con notable graduación.

Toni en el circo de Cambre d'Aze


     Al cabo de poco tiempo la pista termina junto al último poste de un remonte que queda oculto como entre los pinos a la izquierda. Ahora una senda trazada en la abundante nieve sigue por la parte izquierda del valle, hacía una amplia y suave ladera limpia de vegetación. Mientras vamos cogiendo altura. Toni quiere dirigirse hacía la derecha en un momento determinado, pero el buen camino de nieve dura formada por las múltiples pisadas de otros alpinistas, nos facilita la progresión, antes de aventurarnos por nieve virgen, blanda y abundante hacía la derecha... aunque el corredor quede a la derecha del circo.

     Caminando hacía las encrespadas paredes, se despeja la montaña de vegetación, se allana el camino al internarnos en el plateau del mismo circo, y precisamente el magnífico, bello y espectacular Circo de Cambre d’Aze se abre ante nosotros con toda su magnificencia. No es un circo enorme, pero modesto y espectacular. Parece que el tiempo nos acompaña y después de algunas fotos los rayos del sol aparecen entre los nubarrones, como iluminando la belleza del lugar. Magnífico. En frente nuestro paredones rocosos surcados por estrechos o anchos corredores con abundante y fría nieve, desfilan ante nuestros ojos. Toni comienza a nombrar algunos: “Gigoló, Eclàir...” y ahora oculto, desde nuestra posición por contrafuertes y espolones rocosos, el Vermicelle más a la derecha. Espléndido.

Croquis de los corredores de Cambre d'Aze


     Justo antes de toparnos con la inclinación de la ladera que nos lleva hasta el pié de los corredores, giramos hacía la derecha para cruzar todo el plateau, la base del circo, hasta la pared de enfrente donde se encuentra la Vermicelli. Exactamente al otro lado de una especie de espolón, pared, rocosa que llega casi hasta la parte horizontal del circo, llegamos hasta una inclinada ladera, con forma de embudo invertido, aliviadero del discurrir del corredor. Más a la derecha quedan escarpadas vertientes más desafiantes si cabe, lugares donde las vías de escalada mixta, con cascadas heladas y demás hacen las delicias de aquellos alpinistas más extremos; según me comenta Toni.

     Nos apostamos en medio de este cono muy inclinado y nevado bajo la misma entrada del Corredor Vermicelle, y nos preparamos y “acondicionamos” (crampones, cintas, arnés, piolets...) para abordar la parte más excitante de la actividad: el recorrido por el interior del corredor. Hay más gente: vemos 2 personas intentando seguir por entre las paredes rocosas con colgados hielos a la derecha del mismo corredor, casi mal guiados por otro compañero que se ha quedado más abajo que nosotros, y un grupo de 3 franceses que, con sus esquíes, suben por esta ladera cónica e inclinada, también con intención de abordar el Corredor Vermicelli, parece ser.

     Después de varios minutos, lo que se puede tardar en equiparse, y de tomar algo de líquido y sólido para recuperar fuerzas, emprendemos la subida hasta la punta del fácil e inclinado cono de nieve, que termina (o comienza) justo en la entrada del mismo corredor. Los que estaban intentando escalar la pared (sin cuerda) se bajan; y al llegar a nuestra altura Toni les pregunta: “la nieve está muy blanda”. Verdaderamente la nieve estaba muy blanda, y nuestros pasos seguían unas huellas hondas y profundas, que seguían hundiéndose entre la blanda nieve, en dirección a la entrada del corredor. Los franceses ya están subiendo por él.

  Toni llegando a la base del Corredor Vermicelle  Joaquín subiendo al Corredor Vermicelle


     Al poco tiempo nos internamos en el interior del corredor que parece largo sin verse su alto final, su escondida salida. No demasiado ancho pero impresionante entre sus cortadas y escarpadas paredes que lo cierran a los lados. Con una entrada y forma elegante, muy bonita y estética, un corredor bonito, tanto por su forma como recorrido y relativa poca dificultad. Salgo detrás de Toni, pero en un momento del recorrido, antes de llegar a la mitad del corredor, me pide que le adelante, y prosigo impresionado y contento. La nieve está muy blanda, los pasos son muy seguros y sin riesgo; a pesar de ir bien preparados para asegurar la progresión, no hace falta montar reuniones ni sacar la cuerda (a menos que quisiéramos practicar). La inclinación, a pesar de ser un corredor impresionable, no supera los 55º en sus zonas más inclinadas, y con la nombrada blanda y abundante nieve, hace que la progresión y subida, sea segura pero más lenta.

     Intento hacer fotos hacía atrás y abajo cogiendo a Toni y a las magníficas perspectivas, vistas que hay desde donde me encuentro, pero he de tener cuidado de no perder el equilibrio. Buenas vistas y fotos. El día sigue nublado y el sol ya no ha vuelto a aparecer. El viento aparece por rachas y suponemos que será más molesto en la cresta, arriba, en la salida del corredor. No llego a coger a los franceses, aunque me acerco a cada paso, y parece que ya han llegado a la salida del corredor. El corredor es muy bonito, y estamos realizado una actividad muy recomendable para alpinistas e iniciados. Más arriba, unas rocas en punta dividen al corredor en dos, debo subir por la parte de la izquierda. A la derecha aparecen unas amenazadoras cornisas que, sabiendo la calidad de la nieve que pisamos, imaginamos se pueden desplomar en cualquier momento. El frío aquí arriba se intensifica e incluso llega a caer algunos copos de nieve del cerrado cielo; pero he llegado a la fácil salida del corredor, después de sus 270 metros y sus 55º en sus partes más inclinadas. Me coloco junto a los 3 franceses que nos esperan, en un pequeño hombro, excepcional mirador, entre las verticales vertientes de las paredes y corredores de Cambre d’Aze.

Joaquín entrando en el Corredor Vermicelle  Toni entrando Corredor Vermicelle

Toni en el Corredor Vermicelle

Joaquín en el Corredor Vermicelle  Joaquín en el Corredor Vermicelle


     Hacía el oeste y siguiendo las temerarias cornisas de nieve en la cresta, aparece un puntiagudo pico; según Toni es el Cambre d’Aze occidental. El pico más alto del Circo de Cambre d’Aze se encuentra al otro lado del circo, hacía el este, al otro lado de la salida de todos los corredores y en el mismo cordal que sube hacía lo más alto de este gran macizo coronado por el Puigmal. Poco a poco se acerca Toni a la salida del corredor ¡ánimo! y pronto se pone a mi lado en la punta del hombro para que los franceses, muy amablemente, nos hagan la foto de “cumbre” o más bien de “éxito”, tras la actividad realizada. Detrás, el fondo oscurecido, entre neblinas y todo tipo de nubes, de la hermosa Cerdaña francesa, el Capcir, adornados por esas manchas caprichosas de la nieve caída y acumulada o derritiéndose. Precioso.

     Justo al desocupar el corredor vemos sorprendidos como los franceses bajan por él con los esquís puestos ¡Que locura! Lo filmo para que quede para la posteridad; pero me da la impresión de que no son los únicos que hacen esto por estas montañas. Increíble.

     Ahora debemos volver. Yo tengo el afán de subir algunos de estos picos de Cambre d’Aze, y nos decidimos por acercarnos al más próximo: el occidental. Al otro lado de las cornisas, la cresta se suaviza con una muy poco vertical ladera. Y entre las cornisas y la bajada de la ladera seguimos la cresta muy fácil hasta el puntiagudo y también muy fácil Cambre d’Aze occidental. Parece que está más lejos de lo que parece, pero enseguida conquistamos su cima. Estamos a 2.711 mts. Vistas, fotos, nos recreamos, estamos algo eufóricos por el éxito y la energía renovada de la actividad alpina. Me doy cuenta de que es un mirador excepcional hacía la gran planicie y valle de La Cerdaña. Hermoso paisaje.

Toni saliendo del Corredor Vermicelle  Arriba del Corredor Vermicelle

Cambre d'Aze occidental


     El tiempo no mejora, pero tampoco empeora, al menos no nieva. Nubarrones oscuros y densos se quedan al sur, al otro lado del Puigmal. Aquí las nubes tapan o liberan la visión de montañas y valles... repito: paisaje excepcional. Tenemos que bajar; y lo hacemos siguiendo la amplia y suave ladera que baja del pico como si fuéramos hacía la planicie de La Cerdaña. La ladera gira hacía le noroeste y después norte, siguiendo el cordal casi acercándonos a las vistas del valle de Cambre d’Aze que queda a nuestra derecha. Junto a un enorme hito, volvemos nuestra mirada hacía el espectacular circo que queda medio oculto a nuestra derecha y atrás, en la parte más alta del valle. Nos quitamos equipamiento mientras el viento arrecia en esta ladera aireada.


Corredor Vermicelle en Cambre d'Aze from José Joaquín Terrés García on Vimeo.


     La ladera baja y se interna en el bosquecillo. Enseguida perdemos los hitos pero encontramos el poste más alto de un remonte de la estación de esquí. Sin pérdida alguna bajamos por los límites de la allanada pista del remonte. Largo y seguro; mientras los, no muy numerosos esquiadores, nos saludan a medida que nos cruzamos con ellos. Al final el remonte acaba en un cruce de pistas. Seguimos la principal hacía abajo, haciendo algunas curvas, y hacía la izquierda levemente. En el siguiente cruce seguimos la pista-camino hacía la izquierda. Desde arriba ya había visto la antena de telecomunicaciones la cual quedaba en el lugar donde dejamos el coche, y la orientación era lógica. Otro cruce y un remonte que seguimos hacía la derecha y abajo que nos dejará en las inmediaciones de una gran pista, junto al aparcamiento del coche.

Joaquín camino del Cambre d'Aze occidental


     No es muy tarde. No son las 4 de la tarde aún. Hemos ido llevado un buen paso o es que las distancias y actividad no requería tanto tiempo como Francesc temía. Conversaciones con franceses en el aparcamiento junto al coche mientras nos desvestimos, desequipamos y nos cambiamos... “¿Qué habéis hecho?”. Alegría y fuerza interior por la “conquista” realizada; ya tenía ganas de subir por un corredor en esta parte de los Pirineos. Y no me ha decepcionado para nada: lo hemos pasado muy bien y el lugar es muy bonito, estético, y las condiciones, a pesar del tiempo ennegrecido por esos nubarrones característicos, eran muy buenas... quizás con la nieve un poco más dura... pero muy recomendable y espectacular. Espero que sea el comienzo de una gran amistad con los corredores del Pirineo Oriental.

Croquis del recorrido

 

Linea roja:               Corredor Vermicelle



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